Greta tiene 16 años, es sueca, fue diagnosticada de Asperger y solo habla cuando tiene algo importante que decir. Y no tiene miedo a enfrentarse a públicos hostiles. Ahora las redes arden en su apoyo y también la atacan con un odio visceral. Ese odio que surge en algunxs cuando alguien les dice verdades como panes, pero es más fácil denigrar y desacreditar a la mensajera que enfrentarse a una realidad espantosa de la que todxs somos, en parte, responsables.
Gracias Greta, por hacer temblar las bases de este sistema anticuado y enfermo.
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